Mercedes es una profesional exitosa, madre de 3 hijos adolescentes y adultos jóvenes. Se divorció hace 8 años del papá de sus hijos con quien tiene buena relación. Tiene pareja pero no conviven. El año pasado se sintió paralizada frente a un desafío que le propusieron en la Empresa que trabaja. La propuesta consistía en comenzar a supervisar un equipo en Chile, lo que le implicaba estar 2 semanas al mes fuera del país. En ese contexto solicitó una entrevista con nuestro equipo.
“La verdad me sentía muy perdida. Era un combo de emociones, feliz por la propuesta, orgullosa por el reconocimiento que por fin llegaba, preocupada y con miedo por mi familia, podría con todo? A la vez si aceptaba no podía quedar pegada, tenía que tener todo organizado para no hacerme trampa al solitario. En ese momento estaba además acompañando a mi mamá, que tiene alzheimer y está en una casa de salud. Soy hija única y todo recae sobre mi. No podía pensar con claridad y por miedo estaba a punto de rechazar la oferta.
Buscando alternativas en internet encontré a Bien Vivir, solicité la entrevista y a los dos días nos estábamos encontrando a conversar con dos psicólogas del equipo. Ellas me dieron la calidez y contención que precisaba. Definimos tener 3 encuentros de 2 horas cada uno y una instancia con toda la familia y otros allegados. Juntas fuimos ordenando y pensando cómo sería la logística familiar. Armamos un plan y vimos todas las personas que tendrían que estar involucradas, incluyendo al padre de mis hijos, mi pareja, una amiga de mamá y tres amigas mías. Todas personas que se ofrecieron a apoyarme en este desafío hermoso que me presentaba la vida. Consolidamos una red de apoyo donde todo estuviera cubierto y cada persona supiera sus responsabilidades.
Hoy un año después, puedo veo en perspectiva que todo salió perfecto. Pude concluir el proyecto en Chile y no tuvimos ningún problema grave. Todos crecimos y salimos fortalecimos.
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